Por: Javier Millán Gómez Hace unas semanas reflexionaba sobre la solidaridad que motivaba a los mexicanos, el sismo del 7 de septiembre, parecía una buena prueba para los mexicanos. Nadie podía predecir que 12 días después el espíritu del mexicano sería puesto a prueba en una expresión humana de grandes proporciones. Miles de Centros de Acopio se instalaron en varias comunidades, la gente acudía a apoyar, incluso se organizaban pequeñas brigadas para hacer llegar las despensas directamente. Representantes de todos los países acudían al auxilio, personas comunes hacían labores extraordinarios y perros rescatistas se volvían objetos de admiración y reconocimiento. La solidaridad se dibujó en todo México, pero ¿Dónde están los poderosos de este país?, no, no hablo de la clase política apática que después de la presión social decidieron renunciar a su financiamiento para colaborar en la reconstrucción del país, me refiero a los narcotraficantes, ese poder fáctico que ha cobrad
Pensando en lo que no se ha pensado