Por: Javier Millán Gómez
Las circunstancias ameritan el uso de plataformas digitales
para ejercer el acto de compra. La confianza es el valor en disputa, pues para
poder comprar en internet es importante asegurarse quién está vendiendo, qué es
lo que vende y cuándo recibes lo que compras, el código es constante; la
confianza.
Para poder adquirir un producto es importante conocerlo,
pero más aún saber quién es el medio para comprarlo, en particular es una
persona la que puede venderte el producto. Hemos sido abordados muchas veces por
alguien en la calle que pretender vendernos algo, la desconfianza suele ser el
factor determinante por lo que no compramos lo que nos ofrece un transeúnte.
Recuerdo un vendedor en el transporte público, vendía
semillas de girasol garapiñadas, lo veía tantas veces que ya me sabía su
discurso monótono y perfectamente ensayado; pero vendía ofreciendo “sin
compromiso” una pequeña porción de su producto para probarlo. Así era como
quería establecer confianza.
La imagen personal es la carta de presentación de un buen
vendedor; pero cuando la reputación de la marca sobrepasa a los vendedores
personales, los seres humanos entran a segundo término. Importa más la marca
que trabaja en la confianza hacia su consumidor que el vendedor por sí solo.
Asesoro un par de pequeñas empresas, una de ellas llamada Cinético
vende a través de Internet vehículos a control remoto. Hace dos años la empresa
participó en el evento DieCast Convention en el Palacio de los Deportes
de la Ciudad de México; Lego también se encontraba presente, ellos vendieron
mucho los tres días que duró el evento. -Nosotros somos una marca reconocida,
por eso no nos cuesta trabajo vender- me habían mencionado arrogantemente. Cinético
en cambio, estaba construyendo su propio concepto de marca, y le costó mucho
tiempo ganarse la confianza de los usuarios en Internet, comenzó poniéndole el
rostro del vendedor a su marca, así como testimoniales de quien ya había
adquirido sus productos.
Curiosamente nunca había comprando en Internet, hasta hace
algunos días, lo hice por Mercado Libre; me resultó interesante darme cuenta
que ya pertenecía a las dos partes: quien desea vender a través de internet y
quien desea adquirir algo a través de ese espacio digital. Sabía que para
comprar algo tenía que tener confianza en quien me estaba vendiendo.
Mercado Libre a diferencia de plataformas como Amazon,
trabaja con vendedores particulares que tratan de ganarse la confianza de los
usuarios con opiniones, evaluaciones, ventas frecuentes y especificación de sus
productos. Compré una sudadera que había visto anunciada en Facebook, primero
me puse en contacto a través de inbox, me respondían casi inmediatamente, me
arriesgué a comprarla en su plataforma en Mercado Libre, el producto llegó a mi
casa días antes de lo prometido, la calidad era como la había visto en su
página, no sólo por sus fotografías, también por la opinión de sus usuarios. En
comparación, Amazon tiene la confianza en la marca por sí misma, no por nada
triplicó su crecimiento en 2019, y durante la pandemia lo hizo otro poco.
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