Carta al próximo hombre de tu vida

Por: Javier Millán Gómez

Eres el siguiente en la lista de privilegiados, tienes la oportunidad de conocer el sabor de sus besos, la simbiosis perfecta entre sentimiento y técnica, esa mujer lo tiene todo, te volverá loco con sus labios, la naturaleza se carga de su lado, es la elegida para despertar destellos que provocan perdiciones, a partir de ahora conocerás qué es cargar con el peso de su ausencia. Lo sabrás cuando te acerques a su cuello y te des cuenta de la esencia materializada en perfume impregnado en el lienzo de su piel, si te gusta el durazno disfrutarás sus pantorrillas, yo soy alérgico a la fruta, por eso amaba la parte baja de sus piernas que curiosamente no me provocaban ningún tipo de daño, al menos no físico.

El sexo será un diálogo, juego enmarañado que siempre será comenzado de distinta manera, una actividad lúdica donde extrañamente no hay perdedores, será difícil olvidar tanto, cuando elaborará los recuerdos que tendrás que cargar el resto de tu vida.

Pero esto es una advertencia, una sugerencia a ser mejor que yo.

Supera el número de orgasmos en una noche, la última vez que estuve con ella perdí la cuenta, sus piernas se durmieron y me pidió parar. Deberás saber que sus gestos de placer me pertenecen, fui yo el que los descubrió, el que cada noche buscaba muecas oníricas distintas. Sacrifiqué mi placer por el de ella y me lo lamentaba después. Pero fue grande lo que hice en su nombre.

No es difícil complacerla, ella ni siquiera conoce lo que quiere, no piensa, no construye, no planea, no se anticipa, no negocia, no sabe, es muy joven y rebelde; pero sí siente. Hazlo mejor que yo, escríbele todos los días, dile que no debe pelear tanto con su padre, que cuide mucho a su abuela, recuerda los detalles de su ropa interior, hazle saber que tiene que tomar más agua, que debe alimentarse mejor, llévale el desayuno a tiempo después de su clase, porque cuando lo come ya es muy tarde, dile que su carrera universitaria no es suficiente para conocer de la vida, soporta sus burlas y sus empujones cuando quieras mantenerte en sus brazos, vuélvela adicta a ti y a tus acciones.

No seas insipiente, hazla que se traicione a sí misma, enséñale a amar, no le hagas daño. Porque si resultas no ser mejor que yo, te buscaré y te encontraré.