Por: Javier Millán Gómez
Los consejos se escuchan en todos lados, sugerencias sobre cómo vivir o cómo resolver un problema, nunca faltan. Contradigo a René Pérez, compositor de la banda Calle 13, que en una de sus canciones menciona “Hay muchas preguntas y pocas respuestas”; más bien hay respuestas para todo, pero muy pocas personas se preguntan lo que nadie más se ha preguntado, es escaso escuchar preguntar que arrojen respuestas diferentes.
Los consejos se escuchan en todos lados, sugerencias sobre cómo vivir o cómo resolver un problema, nunca faltan. Contradigo a René Pérez, compositor de la banda Calle 13, que en una de sus canciones menciona “Hay muchas preguntas y pocas respuestas”; más bien hay respuestas para todo, pero muy pocas personas se preguntan lo que nadie más se ha preguntado, es escaso escuchar preguntar que arrojen respuestas diferentes.
Es muy fácil hablar de experiencia, se oye en todos lados, parece ser útil en la obtención de un empleo; muchos se jactan de tenerla, pero poco se reflexiona al respecto. Se promueve la experiencia, pero no se instruye en sacarle provecho.
Los errores en nuestras experiencias nos dejan aprendizajes que se manifestarán en nuestras decisiones, hacer o no hacer ante determinada situación será el dilema resuelto. Los políticos no hablan de los errores de sus experiencias que les han dejado aprendizajes, se quieren proyectar como seres humanos intactos con el conocimiento suficiente perfecto, libre de errores y deficiencias, con la fórmula secreta para resolver problemas. Pero eso sí, hablan de experiencia.
Betty Marmolejo, es una candidata a diputada local por la colación PAN-PRD-MC al congreso estatal de Querétaro. Propone la Creación de “certificados de experiencia” que contribuirán al fortalecimiento de la economía y permitirán que las personas cuenten con un aval oficial, sean personas reconocidas por alguna organización y generen ingresos justos de acuerdo con lo que saben hacer.
Un pedazo de papel sustituirá al conocimiento, la experiencia muchas veces no se manifiesta en la resolución de problemas, en la capacidad de innovación o en la generación de propuestas; la experiencia muchas veces es avalada hasta por un título universitario, eso no puede ser garantía de nada. Al igual que Marmolejo, los “certificados de experiencia” sólo serán mecanismos de reconocimiento, más no de garantía de que algo se “sabe hacer”, quién sabe, tal vez sea un error el pronosticar su inutilidad y la propuesta será mucho más compleja y evidentemente sea útil.
Si las experiencias transforman el pensar de los individuos, se puede hablar de una utilidad; el hecho de vivir las cosas no significa que se esté aprendiendo de ellas.
En tiempos electorales, debemos analizar las propuestas de los candidatos políticos, en función de lo que ellos han aprendido a través de la trayectoria política que presumen. Exigir esa parte nos ayudará a entender la importancia de su experiencia. Haber ocupado muchos cargos públicos no es garantía de nada, en tanto no haya un atrevimiento a pronunciarse como seres humanos, que fracasan y aprenden de ello.
Si usted tiene la oportunidad pregunte a su candidato político
¿Cuáles han sido sus últimos errores y cómo ha aprendido de ellos?
¿Está condenado a repetir los mismos errores una y otra vez?
Si no le menciona ninguno, su político está mintiendo, a no ser que usted crea que los políticos rara vez se equivocan.
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