Por: Javier Millán Gómez
Hace tiempo durante un programa de Discovery Home and Health, el chef estadounidense Anthony Bourdain expresó que la comida más deliciosa era la que preparan los pobres. Son ellos los que se ven obligados a aprovechar todos los recursos que les otorga la naturaleza, no hay que desperdiciar absolutamente nada; las cabezas de los animales, las patas, las flores, los gusanos o insectos. La naturaleza amplia en presentaciones inimaginables o diminutas.
Hace tiempo durante un programa de Discovery Home and Health, el chef estadounidense Anthony Bourdain expresó que la comida más deliciosa era la que preparan los pobres. Son ellos los que se ven obligados a aprovechar todos los recursos que les otorga la naturaleza, no hay que desperdiciar absolutamente nada; las cabezas de los animales, las patas, las flores, los gusanos o insectos. La naturaleza amplia en presentaciones inimaginables o diminutas.
Quizá, la gastronomía mexicana encuentre su diversidad no
sólo en las implicaciones de la conquista y la Nueva España, tampoco en las
diferentes culturas prehispánicas que habitaron en territorio mexicano. La
gastronomía mexicana es amplia por las condiciones de pobreza de sus
habitantes. Oaxaca es el estado mexicano con mayor pobreza, pero también con
los mejores alimentos, los mejores guisos y preparaciones; desde un menjurje
con un gusano de maguey al fondo de una botella, hasta los platillos preparados
con chapulines, dicho sea de paso, con mayor concentración de proteínas que la
carne y el pollo, de acuerdo al periodista Alejandro Escalante que también los
llama “el alimento del futuro”.
El mexicano tiene que aprovechar lo que encuentra en su
entorno, las quesadillas se llegan a preparar con la flor de calabaza o setas;
se preparan tortitas de flor de colorín en salsa de jitomate. Se comen tacos de
sesos y lengua de res, mi abuela prepara tripas en una salsa verde con pulque.
La diversidad de nuestros sabores está ahí en la comida.
Pero no sólo los alimentos son lo más sabroso que tienen los
pobres, también la vida misma resulta sorprendente. Ellos no se encuentran
atados a lo material, entonces necesitan generar nuevos sentidos, los sentidos
más profundos e interesantes sobre ideas increíbles.
Imagine usted caballero, que tiene la necesidad de declarar
su amor a una dama, ya ha salido con ella y la afinidad del uno por el otro es
tal que ya han terminado irremediablemente enamorados. Sólo falta una
declaración que selle su trascendencia en el tiempo a través de una fecha. Si
tiene de quinientos a mil pesos en el bolsillo el detalle amoroso no será
pensado, es fácil adquirir un arreglo floral costoso o una cena en un
restaurante poco común. En cambio, si usted tiene veinte pesos en el bolsillo
del pantalón, tendrá que obligar su pensamiento a ser creativo, un billete con
la cara de Benito Juárez volverá la declaración inolvidable, y si no tiene ni
veinte pesos, apostará todo al lenguaje.
El dato más reciente de la CONEVAL (Consejo Nacional de
Evaluación de la Política de Desarrollo Social) que mide la pobreza nacional,
señaló que en 2016 había en México 53.4 millones de mexicanos en situación de
pobreza, que de una u otra forma buscarán salir adelante sin necesidad del
gobierno.
En unos días más estarán arrancando las campañas
electorales, los tres candidatos más sobresalientes incluirán en sus discursos
el tema de la pobreza. Espero equivocarme, y sus discursos no estén vacíos,
tengan ideas claras sobre la pobreza, lo que representa en el pensamiento de
los mexicanos, sus repercusiones positivas y negativas, hablen sobre el
bienestar y el significado del progreso. Y sobre todo, qué significa ser pobre
en México.
Quién sabe cuánto se preocupen realmente los políticos por
los pobres, pues como alguna vez diría Víctor Trujillo caracterizando a Brozo
durante su programa “El Notifiero”. –Los políticos quieren tanto a los pobres
que cada sexenio dejan más-
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