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Apuntar, señalar y sentenciar. Utilizarse a sí mismo como referencia

Por: Javier Millán Gómez
Desde hace unos años Andrés Manuel López Obrador ha acusado a los medios de comunicación que lo critican como miembros de “la mafia del poder”, estas palabras gastadas forman parte de su discurso erosionado constante.  
“Ni modo, son tiempos de enfrentar a la mafia del poder, a sus secuaces y articulistas conservadores con apariencias de liberales”, fue la respuesta de AMLO cuando el académico y analista político Jesús Silva-Herzog Márquez en un artículo publicado en el diario Reforma, señaló que López Obrador traicionó a Morena incluso antes de llegar al poder, y lo acusó de ser un oportunista por recibir en sus filas a políticos cuestionados; como Marcelo Ebrard antiguo miembro del PRD o el ex priista Manuel Barlett.
-Yo conozco a gente valiosa- Dice Meade en su spot más reciente, mientras Ochoa Reza lanza un tweet: “A los prietos de #Morena les vamos a demostrar, que son prietos, pero ya no aprietan”; su mensaje quería mostrarse como un juego de palabras, que resultó ridículamente estructurado por querer vincular la palabra “Morena” con lo “Prieto”, quizá debió señalarse como “PRIeto”. Las intenciones del líder nacional del PRI eran descalificar a los antiguos miembros de su partido que están apoyando al Movimiento de Regeneración Nacional. Pidió disculpas luego de que el tweet fuera borrado de su cuenta y su mensaje fuera reprochado en las redes sociales.
Los periodos electorales brindan espacios para análisis y reflexiones, lo interesante de ambos políticos es que se están utilizando así mismos como referencia. Descalificándose unos a otros. Son ellos los que proclaman su propia coherencia. AMLO señala a todo aquel que lo critica y lo sentencia como enemigo. Denise Dresser describe al político tabasqueño como un hombre de “piel delgada” que no soporta la opinión contraria de la prensa; tiende a sentenciar a los que piensan diferente a él, en lugar de contra argumentar y explicar las causas.
El Partido Revolucionario Institucional no se queda atrás. Son incapaces de señalarse a sí mismos como responsables. Meade conoce “a gente valiosa”, sólo él. Y todos los expriistas que están con AMLO son enemigos, ajenos, no “aprietan”.
Las frecuentes posturas de los políticos nos muestran un problema social interesante: Juzgar.
La acción se realiza desde donde todo lo ajeno está mal. El emisor de la acusación es el que se proclama correcto, coherente, bueno, funcional. La crítica de estos individuos deja de tener validez cuando la tendencia se hace constante. El PRI nunca hablará bien de Morena, ni Morena destacará los aspectos positivos del partido tricolor. Sus acusaciones son predecibles, y lo predecible aburre y no prevalece.
La acción de juzgar desde la referencia a sí mismo también ocurre en nuestras relaciones interpersonales, no existe una preocupación múltiple para visualizar a un individuo completo. Se descalifica con falacias “Ad hominem”, es decir se acusa a la persona, no a lo que hace o deja de hacer. “AMLO” es un peligro para México. El PRI y asociados son “La mafia del poder”.
Sugiero que el análisis y las críticas de las campañas electorales estén orientadas a encontrar contradicciones en el actuar de los políticos, lo que dijeron y lo que ahora dicen. Hacerlos víctimas de sus propias palabras y acciones.  El precandidato del PAN Ricardo Anaya ahora es el ejemplo. El partido recurría a elecciones internas para seleccionar a su candidato presidencial, tal como ocurrió con Josefina Vázquez Mota en 2012. Ahora la elección no fue realizada y provocó la renuncia de otros panistas como Margarita Zavala y Javier Lozano. El Partido Acción Nacional se ha transformado.
Además, circula un spot del PRI, donde se muestra a Anaya elogiando a Meade en 2013. –Es un mexicano del que nos sentimos profundamente orgullosos- dijo.
Ayer el panista declaró en Veracruz: -El PRI del exgobernador Javier Duarte es el mismo que ahora representa a José Antonio Meade-
Esclavo de sus propias palabras, debe ser observado desde sus acciones. Así deberían orientarse las críticas, desde el valor que representa cada persona.


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