Por: Javier Millán Gómez
El “dialogo” es una palabra favorita de los políticos, se utiliza con frecuencia en sus mensajes públicos. Lo privilegian pues para ellos es importante hablar de ello, aunque no sepan cuál es su significado.
Más allá de escuchar o permitir que los participantes de un
“dialogo” expresen sus ideas, el funcionamiento del dialogo debe cumplir un
objetivo importante, modificar una forma de pensar o cambiar una decisión por
parte de alguno de los participantes. Es decir, someterse al diálogo involucra
una disposición al cambio de pensamiento propio. Me pregunto si los políticos
están dispuestos a cambiar su pensamiento en función de los intereses
colectivos o grupales.
Margarita Zavala abandonó el Partido Acción Nacional, el
impedimento para poder participar en las elecciones presidenciales del próximo
año fue uno de los motivos. A través de un video difundido en la web, la esposa
del ex presidente Felipe Calderón, acusó al PAN de eliminar las elecciones
internas para el nombramiento de sus representantes y candidatos, diferencia
que había caracterizado a Acción Nacional por varios años. A diferencia de otros partidos, los
candidatos del PAN eran resultado de un proceso democrático y la participación
de sus afiliados.
A pesar de su separación del partido, Margarita se proclamó
fiel simpatizante a los ideales del PAN que sin aclararlo, se han caracterizados
por ideas conservadoras, capitalistas y empresariales orientadas al libre
mercado, la privatización y la desaparición de sindicatos, como en 2009 haría
Felipe Calderón al desmantelar al Sindicato Mexicano de Electricistas.
Ricardo Anaya, presidente del PAN, a través de su cuenta de
Twitter acusó a Zavala de propiciar la división del partido que “sólo beneficia
al PRI”, un tiempo después Margarita respondió en la misma red social: “La
división del PAN es tu responsabilidad, eres el presidente del partido”.
El diálogo no ocurre entre los panistas, no hay formas de
construir, ni disposición de cambiar, ni mucho menos de proponer. El PAN es
reflejo de un mal constante que aqueja al mexicano contemporáneo: el entendimiento.
La diferencia persiste y la incapacidad de volver colectivo el pensamiento se
vuelve cada vez más severa. Se pretende transformar desde lo individual, y no
desde lo colectivo.
Ahora, Margarita Zavala buscará la candidatura independiente
que junto a otros políticos dividirá los votos y la representación ciudadana
fragmentada buscará hacerse de un mandatario que ganará con el 15 o 20% de los
votos que formarán una mayoría ridícula. ¿Es eso una democracia? El 15 o 20% de
los votos no generarán una representación, generarán una elección de un grupo
reducido que perjudicará la diferencia de una mayoría. Es decir, si en las
próximas elecciones un candidato gana con el 20% de los votos, significa que un
80% no votó por él. ¿Cómo se atenderá la disidencia de la mayoría si aún no se
conoce el significado del diálogo?
Si Margarita aún sigue considerándose panista y si en un
futuro no es posible el registro de sus candidatura hacia la presidencia de la
república ¿Bajo qué condiciones apoyaría al candidato del PAN en las elecciones
nacionales?
Los políticos hablan de algo que no conocen, el
desconocimiento del significado del “diálogo” los vuelve imposibles; imposibles
de transformar, imposibles de cambiar, imposible de humanizar, imposibles de
sensibilizar.
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