El viernes pasado se conmemoró el #DíaNaranja ; un día destinado a promover la campaña que pretende poner fin a la violencia contra la mujer, encabezado por la Organización de las Naciones Unidas cada día 25 de cada mes se llevará a cabo, el impacto de hace unos días lo llevó a ser trending topic en Twitter. ¿Y los hombres qué opinamos al respecto?
La campaña se suma a otras que incorporan las problemáticas sociales de la mujer en la vida cotidiana. Desde el mes de octubre con la prevención del cáncer de mama, hasta el Día Internacional de la Mujer el 8 de Marzo. Este último día me ha hecho replantear mil y un cosas, pues algunas amigas cercanas se ofenden cuando las felicitan; consideran que no es un día para felicitar a las mujeres, sino para recordarnos el reconocimiento y la lucha de sus derechos humanos, a pesar de que organizaciones públicas y privadas han vuelto tradición enviarles algún obsequio a sus trabajadoras y los medios de comunicación no hablan de derechos humanos, ni mucho menos equidad de género, también las felicitan.
El feminismo, como movimiento social que lucha por el reconocimiento de las capacidades femeninas, la autonomía y la liberación de la mujer frente a aspectos culturales que la someten; se ha distorsionado. Sobre todo el público masculino queda excluido del tema, no reflexiona, ni mucho menos atiende el pensamiento que acarrea todas estas campañas en favor de la mujer.
–Feminazis- les llaman en redes sociales, sentenciando y estereotipando. De repente pareciera que todos estos movimientos sociales están hechos de mujeres para mujeres, y el sector masculino no se involucra en dichos movimientos, no discuten, no analizan, no piensan. ¿Cuántos de ustedes han escuchado a hombres dialogar entre ellos sobre esta clase de problemáticas?, bueno, al menos eso no ocurre en México, pero en otros países de Latinoamérica ya iniciaron los primeros intentos. El próximo 7 de Octubre iniciará en Chile el “Encuentro Latinoamericano de Varones Antipatriarcales”, un foro que pretender reunir reflexiones y vivencias masculinas para hacerle frente a problemas sociales como el machismo que obstruyen la equidad de género.
¿Y en México? ¿Qué pasa con los hombres mexicanos?... Es cierto, mucho tiene que ver la cultura, pero atribuir las conductas machistas a la cultura, es generar excusas para prevalecer el estado actual de las cosas: Feminicidios, es quizá el tema más preocupante de todos. Culpar a la cultura es resignarse a pensar que muchos años de consolidación de una idea, no cambiará de un día para otro; por lo que no vale la pena luchar por el cambio.
¿Qué tienen los hombres mexicanos que comenten manifestaciones violentas tan sádicas en contra de la mujer? ¿Qué pasa por sus mentes? ¿Qué les preocupa? ¿Qué piensan? ¿Por qué los feminicidios no se detienen? La respuesta más próxima la conocí por el premiado director de cine mexicano Amat Escalante. Mientras promocionaba su película “La región salvaje”, Amat declaró que el hombre mexicano se encuentra frustrado; no tiene control de nada, ni de su empleo, ni de su familia, ni de su vida.
El hombre es parte de un entorno que escapa de sus manos y lo somete, no sabe dominar sus emociones ni tener control sobre sí mismo, no sabe exponer lo que siente, ni mucho menos reconoce ser derrotado, perdedor o fracasado. La idea de ser “el proveedor” en el hogar lo estresa; pues lo juró desde el altar, cuando el sacerdote lo obligó a prometerle eso a su esposa: “Que no falte nada” tuvo que declarar.
Así es, el machismo también victimiza a los hombres. Por eso no puede existir feminismo sin hombres que participen y discutan entre ellos, pues también les afecta.
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