Por: Javier Millán Gómez
“Mis mejores deseos”, “Bendiciones”, “Te deseo”, “Amor”,
“Paz”, “Salud”… palabras trilladas en discursos clonados durante la época
navideña. Y no, no es que deteste la navidad como el señor Scrooge, pero a
veces me resulta poco interesante escuchar los mismos deseos y leer los mismos
mensajes. En escenarios tan complicados como el que rodea a los mexicanos,
habría que aprender a reflexionar sobre la vida misma que cada vez nos resulta
más complicada, sobre todo para los que vivimos en este país. Administrar mejor
para salir adelante o apoquinar los gastos es sólo algo de lo que hacemos.
Desde hace unos días he pensado en eso. Qué decir a nuestros
seres queridos en temporada navideña. Compartir es un valor constante que se
repite, no sólo entre las personas, si no también en la publicidad televisiva
de estos días, pero ¿Por qué es importante compartir?, ¿Por qué decidimos
compartir con algunas personas y con otras no?, ¿Compartir es un valor espiritual
o ejerce una función social?
Mi aproximación está en estrechar vínculos, decidimos
otorgar lo que tenemos a otras personas para recordarles nuestra similitud
sanguínea o fraterna; compartimos para recordarnos a quiénes tenemos cerca,
compartir diferente significa transformar los vínculos. Si lo hacemos con un
policía, un indigente, una secretaria, el bolero de la entrada o el mesero;
estableceremos un vínculo de similitud con personas que aparentemente son
diferentes a nosotros. Hace falta ese sentido de comunión a través del acto de
compartir, y no sólo cosas materiales, también deseos interesantes o incluso
puntos de vista sobre la vida y el mundo.
Me sentía tan original pensando en eso, hasta que vi el
video de José Antonio Meade dado a conocer hace un par de días.
El virtual candidato del PRI a la presidencia de la
república en 2018, comienza su video haciendo mención al uso de palabras
constantes que se manifiestan en esta época, su mensaje busca ser original, e
invita a que los mexicanos no olviden el sentimiento de estas épocas durante el
resto del año para poder transformar al país, propone que los deseos se
transformen en acciones. -Lo mejor está por venir- señala. Es claro, un
político mexicano no podría pronosticar un desastre cuando hace referencia a sí
mismo; es imposible que un candidato hable de otra cosa que no esté inyectada
con dosis de optimismo. Meade es incapaz de decir otra cosa.
Tanta resulta su incapacidad, que aunque refiera a la
mismidad de los discursos navideños, él dentro de su mensaje clona frases de
otros políticos latinoamericanos.
-Lo mejor está por venir - es la frase de clausura dentro
del video emitido por el priista, la cita fue ocupada por Virginia Reginato
durante su campaña política para ocupar una alcaldía en Chile; el político
uruguayo Javier Miranda también utilizó la frase, ambos durante 2016.
“Hagamos que todo suceda” es una frase utilizada por la
empresa argentina “Personal”, organización de telecomunicaciones. La frase es
casi idéntica a la utilizada por Meade: “Hagamos que suceda”.
El discurso del político en su mensaje navideño no ofrece
soluciones, sólo pretende suministrar esperanza ciega en un sentido trillado y
poco humano. José Antonio Meade necesita hablar desde su cualidad humana, si es
que la tiene, externar sus miedos y esperanzas, hablar desde él, no desde sus
asesores, reconocer las diferencias que tiene con el resto de los mexicanos y a
partir de ahí hablar de posibles soluciones donde todos estemos involucrados.
Las fiestas navideñas tienen que mostrarnos más humanos,
sensibles al entorno, sin tener miedo de mostrarnos preocupados, temerosos,
desilusionados, confundidos y a través de nuestros vínculos fraternales
encontrar soluciones aproximadas a nuestros problemas, y juntos ayudarnos; el
político priista no lo hace porque no puede externar sus problemas y pedirnos
nuestra ayuda.
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