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Elección y libertad de la mujer



Por: Javier Millán Gómez
La plataforma digital generadora de contenidos UPSOCL difundió hace unos días un video llamado “No te estoy provocando”. Una mujer con un vestido negro, cabello recogido y labios rojos se muestra durante un minuto y medio.
Aclara que el vestido le gusta cómo le queda, que sus labios pintados de color rojo lucen increíbles; se desviste y aclara que la ropa interior que lleva puesta no pretende llamar la atención de nadie, la ropa interior la lleva puesta porque la hace sentir viva. Al finalizar cada aclaración repite: “No te estoy provocando”.
El video pretende hacer frente al acoso. Sin embargo, resulta inevitable una reflexión en torno al tema. Al terminarlo de ver me pregunté: ¿Qué hace ella cuando provoca?, ¿Es profunda en sus conversaciones, selectiva o logra estremecer la mente de las personas a través de las palabras?
Provocar es el concepto central en el video.  Provocar persigue una intención del emisor, decir que no se provoca es decir que no se persigue ninguna intención; por lo anterior, tenemos que decir que  la indumentaria es un proceso de apropiación y elección, se elige en función de una estética y un gusto personal, el vestido, el color del lápiz labial y  la ropa interior es seleccionada  el vestido es elegido por estética. Lo estético tiene un fuerte vínculo con lo bello y lo bello es apreciado no sólo por quien crea lo estético, también por quien lo observa. Así es, resulta inevitable no percibir a una persona que viste de una u otra manera, y puede coincidir con el sentido de belleza entre dos partes, quien porta la ropa y quien observa a quien la está portando.
El tema de equidad de género ha abarcado más las discusiones entre mujeres que entre hombres;  Nos hemos visto aislados de un tema tan importante, difícilmente las pláticas masculinas cotidianas abordan este tipo de problemáticas, por lo anterior me atrevo a incorporarme en la discusión.
Bajo el estandarte con el lema “No te vistas así que provocas a los hombres”, pensamiento frecuente en la sociedad machista, el video trata de esclarecer un punto; pero resulta insuficiente. El problema social no radica en provocar o no, el problema radica en reconocer la elección de la mujer, elegir vestirse, elegir el hombre (si lo desea) con el que quiere estar, elegir con quién platicar, elegir rechazar o elegir aceptar. La libertad también radica en provocar bajo los medios y recursos que considere necesarios, lograr un objetivo determinado que no justifique una vulnerabilidad en ese proceso de elección. Vestirse y percibirse bella hacia los hombres no justifica actos violentos que sometan a la mujer a hacer algo que no quiere o no elige.
El video debería enfatizar en la provocación de la violencia hacia la mujer, no en la provocación como término general y ambiguo. Me resulta imposible pensar que ninguno de los hombres que vimos el video no apreció la belleza de la mujer, el mensaje provocó aprecio,  sin embargo el aprecio no justificaría el deseo por someter la propia voluntad y libertad de la mujer.

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